viernes, 1 de abril de 2011

GIDEON JURA


Gideon Jura es un planeswalker que esgrime magia blanca. Al contrario de muchos planeswalkers, Gideon no duda en entrar en combate. También practica la hieromancia, la magia de la justicia sagrada.
Gideon porta un sural, un arma similar a un látigo con tres hojas, que también le sirve de foco para lanzar hechizos. Su fuerte moral y sentido del deber lo llevaron a servir como agente de la Orden de Heliud, una organización que busca hacer cumplir la ley en el plano de Regatha, hogar adoptivo de la piromante Chandra Nalaar. El hogar de Chandra, el monasterio de fuego llamado Fortaleza Keral, se convirtió en un obstáculo para los objetivos de la Orden de Heliud, y el líder de la Orden, Walbert, necesitaba a Chandra fuera de acción. Envió a Gideon a interceptarla en el plano de Kephalai, donde Chandra intentaba robar, por segunda vez, el así llamado pergamino de Ugin, que contiene no sólo un poderoso hechizo de fuego sino también el mapa al Ojo de Ugin, una cámara oculta en el alejado plano de Zendikar.
 
En Kephalai, Gideon apresó a Chandra y la entregó a las autoridades locales, pero ella escapó. Él la rastreó hasta el oscuro plano de Diraden, donde los dos planeswalkers se convirtieron en aliados para poder escapar del gobernante del plano, el vampiro Velrav. Sólo al regresar a Regatha supo Chandra que Gideon servía a la Orden de Heliud, y que ella debería rendirse ante Walbert para evitar que la Fortaleza Keral fuera destruida. Sin embargo, con la ayuda de Gideon, Chandra sobrevivió la persecución de Walbert y le dio a Gideon razones para cuestionar los verdaderos motivos de la Orden. Luego ella se marchó en busca del Ojo de Ugin.
Después de meditar, Gideon deicidió seguir a Chandra a Zendikar, creyendo que podría ayudarla a permanecer con vida en ese traicionero e impredecible plano. Sin embargo, cuando llegó allí Chandra ya se había ido y Zendikar estaba bajo asedio. Los antiguos Eldrazi han sido liberados de su prisión, y Gideon debe hacer lo que pueda para proteger a los ciudadanos de Zendikar... ¡y a él mismo!

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